Polémica con famosa en el museo, ¿seguro?
Modelos de belleza a lo largo de la Historia
En su Historia de la belleza (2010) Umberto Eco hace un repaso por lo bello en cada época de la Historia, tomando como referencia arquetipos como el Adonis, la Venus, los Reyes, Cristo o María. Por esa línea evolutiva pasan imágenes de esculturas y cuadros que consideramos los ideales de belleza de su tiempo, algunos con los que estamos más de acuerdo, otros que nos parecen más cuestionables según los cánones actuales.
Como no, llega a ejemplos contemporáneos, referentes en su estética: desde Arnold Swarzenegger en Comando como modelo del nuevo Adonis desnudo a Madonna como nuevo icono mariano, pasando por David Beckham o George Clooney como los Adonis vestidos de nuestros días.
Umberto Eco en su obra introduce el término de “belleza de consumo”, referida a la propuesta por los medios de comunicación y masas. Por desgracia, el autor italiano no había llegado en este libro a la era de las redes sociales, con Instagram como el gran escaparate de la moda y la belleza de nuestro tiempo.
La belleza universal de Simonetta Vespucci
Uno de los ideales presentados es el de Simonetta Vespucci, inmortalizada entre otros por Sandro Botticelli en su Nacimiento de Venus, joya de los Uffizi de Florencia; y por Piero di Cosimo en un retrato que está hoy en el Museo Condé de Chantilly. Estos dos cuadros aparecen en la línea evolutiva de la belleza ideada por Umberto Eco.
Pues bien, el 17 de julio en el perfil de Instagram de la Galería de los Uffizi hicieron una publicación en la que confrontaban los cánones estéticos de su Venus de Botticelli con los dictados por las influencers de las redes sociales. En la misma imagen aparece de fondo la hermosa obra cumbre del Quattrocento, mientras que en primer plano está la influencer italiana Chiara Ferragni.
Parece que Vogue había hecho una sesión fotográfica en las salas del museo para su revista de Honh Kong. Y la institución cultural aprovechó la ocasión publicar una imagen de la influencer, a la que siguen más de 20 millones de personas, y así redondear esta estrategia de marketing (y de alquiler de sus salas).
La polémica en las redes sociales con Chiara Ferragni
La aparición de la bloguera en el perfil de los Uffizi de Florencia levantó una polémica en las redes sociales. Muchos tildaban la acción de innecesaria para el museo, de servicial de cara a la influencer, de rebajar la calidad de la obra renacentista.
Desde mi punto de vista, creo que se equivocan los que afirman que los Uffizi han convertido el Nacimiento de Venus en un precioso telón para Chiara Ferragni. Lo sería si se limitase solamente a eso, a ser un fondo decorativo.
Porque el museo florentino creó un texto que, como avanzaba anteriormente, compara dos modelos de belleza. “El ideal femenino de la mujer con los cabellos rubios y la piel diáfana es un típico ideal del Renacimiento”. Está representado en la Venus, que se identifica con Simonetta Vespucci, mujer amada en la Florencia de la época por su cultura y belleza e inmortalizada en obras de varios artistas.
Por otro lado, está Chiara Ferragni, definida en el post de los Uffizi como “una suerte de divinidad contemporánea en la era de las redes sociales, un mito para millones de seguidores”. Y reconoce que su figura divide a “feroces detractores e impávidos sostenedores”. En la publicación, resumen, se fotografía “una instantánea de nuestro tiempo”.
Gracias a este texto, a esta interpretación de la evolución de los mitos y la belleza, que podría firmar el antes citado Umberto Eco, a mi me parece una acción interesante.
El difícil equilibrio entre museo y famoso
Existen otros ejemplos de famosos que usan las obras de arte como un photocall, como el matrimonio Beyonce Knowles Jay Z, que se retratan ante piezas icónicas por todo el mundo. El Neues Museum de Berlín publicó en sus redes su pose ante la Nefertiti, una escultura egipcia a la que está prohibido fotografiar, pero el museo otorgó un permiso especial a la pareja.
Evidentemente, es difícil establecer un equilibrio entre el respeto de las obras de la colección y el poder de atracción que ofrece la presencia del famoso delante de ellas.
Tampoco el museo debe de centrarse en fotografiar a celebridades en sus salas como eje central de su política de difusión. Se puede correr el riesgo de que el museo quede fagocitado por la fama del personaje; o que directamente el famoso no entienda el museo, como pasó con la polémica presencia de un youtuber en el Museo Thyssen hace años.
Pero sí que estoy a favor de que los museos interpreten conceptos como la belleza, la fama, el mito comparando su evolución entre sus piezas y los famosos que la visitan.
Desde luego, el director de los Uffizi, Eike Schmidt, sabe sacar provecho de estas ocasiones para continuar renovando la imagen clásica del museo florentino.