Memes para los Uffizi
El 5 de junio se presentó por todo lo alto una nueva sala en los Uffizi de Florencia. En ella se homenajean a dos maestros que coincidieron en la ciudad del Arno entre los años 1504 y 1508: los archiconocidos Raffaello Sanzio y Michelangelo Buonarroti. En el recién inaugurado espacio se pueden admirar las obras pictóricas de esta época creadas por los dos artistas y que se atesoran en la acreditada galería.
Raffaello representa como nadie el estilo del arte del Alto Renacimiento y, a pesar de su corta vida, cuenta con una producción que destaca por su calidad y cantidad. Michelangelo, aunque realizó obras en diferentes formatos datadas durante más de 60 años, se sintió ante todo escultor. Destacan los famosos y enormes frescos que pintó en la Capilla Sixtina en dos etapas, por lo que su producción pictórica sobre tabla es excepcional. La Sagrada Familia o Tondo Doni, ejecutado en 1504-1505, es el mejor de los cuadros del artista florentino, no sólo por su espectacular estado de conservación, sino por su atrevida composición, su pericia técnica y porque el propio Michelangelo se encargó de la elaboración del marco. Pues bien, esta fabulosa pieza se encuentra en los Uffizi. Y es la obra central de la nueva sala de la pinacoteca de Florencia, con una presentación que ha causado bastante polémica.
De una museografía anterior tan clásica como las obras que se exponían, palaciega, de color rojo cardenal, se ha dado paso a otra minimalista, de paredes blancas y estructuras diseñadas expresamente para cada una de las piezas. Mientras que los retratos que les hizo Raffaello a Agnolo Doni e Maddalena Strozzi se mantienen como flotando en un armazón transparente creado para que los visitantes se puedan acercar sin dañar los cuadros también a su parte posterior, al Tondo Doni se le creó otra estructura que se convierte en tan protagonista como el cuadro que alberga. Aquí, la pieza de Michelangelo se encierra dentro de una superficie cuadrada, en cuyo centro la redondez del cuadro queda subrayada por varios círculos concéntricos. Esta nueva disposición no ha dejado indiferente a nadie: para algunos, la magnificencia del Tondo Doni no merece ningún aparataje extra que altere la visión limpia de esta obra maestra; para otros, la estructura futurista les recuerda a otros elementos, como naves espaciales o lavadoras. Y así ha aparecido recreado en decenas de montajes.
Con estos antecedentes en internet, el director de la Galería Uffizi Eike D. Schmidt, lejos de preocuparse por las quejas, las utilizó a su favor. En un tuit del 7 de junio, la pinacoteca publicó este texto: “Considerado el gran éxito del nuevo montaje, el director invita a los seguidores a proponer revisitaciones creativas”. Con este llamamiento “oficial” se reconoce explícitamente la importancia que tienen para el máximo responsable de los Uffizi los internautas que recrean nuevas imágenes a partir de las colecciones del museo.
Parece que la profunda renovación de las instituciones museísticas italianas comienza a dar sus frutos. ¿Tendremos que despedirnos para siempre de las anquilosadas pinacotecas, tan clásicas como las obras de sus colecciones, y recibir a entidades actuales que miran al entorno 2.0?