Xavier Miserachs en La Pedrera: del blanco y negro al color
Como viene siendo habitual, la Fundación Catalunya La Pedrera invita a prescriptores culturales a una visita privada y exclusiva por sus nuevas exposiciones. En este caso pudimos disfrutar de una maravillosa retrospectiva de “Xavier Miserachs. Epílogo imprevisto” que se desarrolla por las salas de exposiciones habilitadas en el fantástico edificio de la Casa Milá de Antoni Gaudí. La directora del área de cultura de la Fundación Catalunya La Pedrera, Marga Viza, y la comisaria de la muestra, Laura Terré, nos acompañaron durante la visita para mostrarnos la fotografía del artista Xavier Miserachs (1937-1998).
Antes de nada, hay que tener en cuenta el estado de la fotografía española de la posguerra. Mientras en otros países este medio era considerado como una forma artística más, ya que los fotógrafos experimentaban con todas las posibilidades técnicas y expresivas que les ofrecían las cámaras, en España la labor artística de los fotógrafos permanecía silenciada. Por ejemplo, en Francia nadie cuestionaba la creatividad de Brassaï en su fotografía desde la década de 1930, tal y como se puede apreciar en la actual exposición monográfica de la Fundación Mapfre de Barcelona. Sin embargo, en nuestro país los fotógrafos más audaces vivían de reportajes fotográficos para la prensa y sus trabajos artísticos apenas tenían repercusión. Profesionales como Xavier Miserachs estaban considerados como buenos fotógrafos técnicos, como mucho se valoraban como documentalistas de una época que desaparecía a marchas forzadas debido al desarrollismo o las modas temporales que se sucedían en la España franquista desde los años 60. No había tradición de exponer fotografía, así que algunos realizaban fotolibros con selección de sus mejores imágenes con un tema en común. Según la opinión de la comisaria de la exposición Laura Terré, en los años 90 se descubre a Xavier Miserachs, Joan Colom, Ramón Massats y otros maestros de su generación como fotógrafos autores. En el caso de Miserachs, el Macba alberga desde 2011 el fondo del autor, con más de 80.000 imágenes fotográficas y su documentación profesional reflejada en sus cuadernos de notas. Con este ingente material y la recuperación constante de su figura autoral, la obra de Miserachs está expuesta a continuas nuevas lecturas.
En “Xavier Miserachs. Epílogo Imprevisto” se hace un viaje cronológico por la producción fotográfica del autor. Sus comienzos como fotógrafo profesional nacen del conocimiento de la obra de William Klein, que había retratado la ciudad de Roma. Miserachs sabe que puede hacer algo parecido en Barcelona, una urbe tan mediterránea como la ciudad eterna. Así crea su fotolibro “Barcelona. Blanco y negro” (1962), tan original que le da un inmediato reconocimiento. Al contrario que otros autores de la posguerra, la visión de nuestro fotógrafo es vitalista, subrayando los aspectos más positivos incluso en los lugares más deprimidos. Este vitalismo acompaña a las fotografías de los 60, en la que retrata una generación hedonista de Barcelona en torno al local Bocaccio. Con la llegada de los años 80 su mirada se vuelve pesimista, desesperanzada, como si la democracia no hubiera podido solucionar los problemas diarios de la gente. El cambio de la ciudad queda reflejado en una serie en la que fotografía los mismos lugares de Barcelona 25 años después.
El principal aporte de esta exposición está en la producción final de Xavier Miserachs, donde utiliza mayoritariamente la fotografía en color. Ya la había tratado en las instantáneas publicitarias de los años 60, en las que colocaba a las modelos en entornos reales y trabajaba con contradicciones en las imágenes. Pero a partir de los años 80 Miserachs entra de lleno en el color, alejándose evidentemente de sus fotografías icónicas en blanco y negro. En sus viajes por España se centra en reflejar la pervivencia de las tradiciones más populares, mientras que en sus recorridos por el mundo su mirada se centra en los niños, que para él eran los más desprotegidos. Además, como fotorreportero vive algunos momentos históricos, como la Marcha Verde sobre el Sahara en los últimos días de la vida de Franco.
En definitiva, “Xavier Miserachs. Epílogo Imprevisto” quiere reconocer en La Pedrera a un autor que va más allá de su producción en blanco y negro de la Barcelona de la dictadura. Porque cuatro décadas de trabajo todavía no estudiado a fondo bien merecen una nueva perspectiva sobre Xavier Miserachs.