El arte y patrimonio en La Casa de Papel

La Casa de Papel ya ha estrenado en Netflix su quinta temporada, con su primera entrega de la que será el final de la serie.

Si en las temporadas 1 y 2 el robo se producía en la Casa de la Moneda y Timbre, a partir de la tercera temporada la rapiña tiene lugar en el Banco de España.

Por supuesto, todos los edificios son ficticios, no busquéis que tengan parecido con sus auténticos referentes.

Las historias de ladrones y el patrimonio

Es habitual que en las novelas, series y películas de ladrones aparezcan elementos patrimoniales. Si bien existen los asaltantes de bancos, que van directamente a por los billetes, hay un buen número de historias ficticias de ladrones de arte.

Esto no es un atraco, documental del robo al Elisabeth Gardner Museum de Boston

Así sucede desde El halcón maltés hasta la serie de Lupin, pasando por el grupo dirigido por George Clooney en Ocean’s Twelve o la serie de animación Carmen Sandiego, que expoliaba monumentos arquitectónicos enteros.

Por otro lado, también existen documentales de robos auténticos de arte en museos, como el robo al Museo Elisabeth Gardner de Boston.

El robo del Gardner Museum de Boston en Netflix

El oro vikingo del Museo de Estocolmo

En esta quinta temporada de La Casa de Papel hay un flashback que introduce nuevos personajes en el entorno de Berlín. Se trata del desarrollo de un golpe a un tesoro viquingo que se custodia en un palacio de Copenaghe y que será la estrella del Museo del Oro Vikingo (también inventado por los guionistas) de la capital danesa.

Este tesoro ficticio consta de unas piezas que poco tienen que ver con los auténticos hallazgos de esta cultura nórdica. Porque son grandes piezas de oro macizo, con forma de cuernos y martillos con runas. Todo para responder al imaginario que tiene el gran público de los vikingos.

¿Cómo acaba el robo? No vamos a desvelarlo para los que todavía no hayan visto esta temporada.

El auténtico Banco de España: un edificio patrimonial

El edificio protagonista de estas últimas temporadas es el Banco de España. La sede principal está en el Paseo del Prado, en un edificio de estilo ecléctico inaugurado en 1891, proyectado por los arquitectos Eduardo Adaro y Severiano Sainz de la Lastra, con una ampliación última de Rafael Moneo.

Los espacios del Banco de España, tanto los interiores como los exteriores, están decoados por los artistas y artesanos más reputados, con los mejores materiales.

En las salas del Banco de España se conserva una extraordinaria colección de arte, con piezas de escultura, pintura, dibujo y fotografía, así como excelentes piezas de las artes decorativas.

Recientemente se presentó un catálogo abierto online de las obras de arte del Banco de España. La colección se divide en clásica, con obras que van de finales de siglo XV hasta el siglo XIX; y la colección contemporánea, con artistas del siglo XX y XXI, con una cantidad de piezas actuales que se van sumando cada año.

Sala Goya Banco de España
Sala Goya del Banco de España.
Imagen de la web del Banco de España

El patrimonio del Banco de España de La Casa de Papel

Vamos ahora al edificio del Banco de España imaginado por Alex Pina para la serie de Netflix consta de un espacio expositivo: el Museo del Oro. En él se exhiben piezas doradas de las culturas precolombinas, como “el oro de los quimabaya, los incas, los quechuas”, según explica Palermo a Denver.

En el documental De Tokio a Berlín se ilustra cómo se han construido los decorados de este Museo del Oro y de su contiguo comedor de gala, bajo el artesonado histórico. Los directores de la serie exigían la construcción de un museo con piezas donde el oro fuera protagonista para que esta sala fuera protagonista en el desarrollo de la historia. Además, también querían que hubiese esculturas y cuadros por todo el espacio del decorado.

La documentalista cuenta que escudriñó las obras que había en el Banco de España a través de las adquisiciones que se publicaban en el BOE. También se observan obras de arte: copias del Entierro de Conde de Orgaz del Greco en el despacho del gobernador. Y un cuadro que parece de Lucas Cranach, obras de Durero o el Doña Juana la Loca de Padilla.

En los diálogos, se menciona la presencia de cuadros de Goya y la colocación de un artesonado del siglo XVIII, que según cuenta un personaje, «proviene de un palacio de Jaén y se trajo a Madrid durante la Guerra Civil para protegerlo de los bombardeos».

Pero ojo, que también hay un espacio patrimonial histórico que no se debe pasar por alto: una cocina de hierro. En un edificio de esta categoría, con un uso continuo (las neveras están llenas), que no se haya cambiado esa forma tradicional por una cocina más moderna sólo indica que es un elemento patrimonial. Evidentemente, para los guionistas interesa que esta cocina sea así de antigua (los que habéis visto la serie sabéis por qué).

La protección del patrimonio en conflictos bélicos

Aquí toca hacer un poco de destripamiento de la temporada 5 de La Casa de Papel. Si no queréis leer spoilers, aquí se acaba el artículo para vosotros.

—- ATENCIÓN SPOILERS —-

Hay un momento en que el mando policial, encargado de frustrar el robo y de atrapar a los ladrones y al Profesor, envía al ejército al interior del Banco de España.

Esto cambia la estrategia del atraco. Hasta ahora los equipos policiales que intentan entrar en el edifico tienen la orden de detener a los ladrones y liberar a los rehenes, sin que estos últimos resulten heridos o, aún peor, muertos. Según explican en la serie, las fuerzas especiales del ejército intentarán hacerse con los atracadores, vivos o muertos, pasando por encima del personal secuestrado, si hace falta.

Pero hay más. Las fuerzas armadas del Comando Sagasta tienen que acceder de alguna manera a un edificio blindado de por sí y bien vigilado por las cámaras. Por si fuera poco, los ladrones habían colocado detectores con explosivos en los muros, para que nadie pueda entrar. Por tanto, los militares deciden ingresar por un punto ciego: la terraza del Banco de España. Allí se sitúa un gran espacio patrimonial de esta ficción: el comedor de gala, al lado del Museo del Oro.

Unos explosivos revientan el artesonado. Después, el enfrentamiento entre los dos bandos con todo tipo de armamento causa destrozos en la arquitectura y los bienes muebles que las balas encuentran por medio de los tiroteos.

El museo y la sala del artesonado, que se construyeron con tanto detalle, tiene que ser destruido. No puede quedar nada en pie en su interior.

¿Cómo interviene el ejército en lugares patrimoniales?

He preguntado a las Fuerzas Armadas por este tipo de actuaciones de los militares de la ficción. Desde la institución no comentan las acciones militares de una serie de televisión, que no tienen nada que ver con la realidad.

Sí que me remiten a que las Fuerzas Armadas (las auténticas, no valoran lo que hacen las de ficción) cumplen con toda la legislación que se encuentra en vigor respecto a la protección de Bienes de Interés Cultural y por supuesto cumplen con lo pactado en la Convención para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado (H.CP) del 14-05-1954.

La destrucción del patrimonio cultural en La Casa de Papel

Si tuviéramos que analizar el cuidado del patrimonio en la serie desde un punto de vista legal, ni los discípulos del Profesor ni las fuerzas de seguridad del Estado saldrían bien parados.

Porque estarían incumpliendo el artículo 4.1 de la citada Convención para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado: “Las Altas Partes Contratantes se comprometen a respetar los bienes culturales situados tanto en su propio territorio como en el de las otras Altas Partes Contratantes, absteniéndose de utilizar esos bienes, sus sistemas de protección y sus proximidades inmediatas para fines que pudieran exponer dichos bienes a destrucción o deterioro en caso de conflicto armado, y absteniéndose de todo acto de hostilidad respecto de tales bienes”.

Son los organismos internacionales como la Unesco, apoyados por la mayoría de los países, los que se ocupan de que se hagan cumplir estas leyes. Como dice uno de los personajes en la carpa policial: “tenemos encima a Amnistía Internacional… ¿qué pasa, queréis que nos enfrentemos también a la Unesco?”.

Sin embargo, sabemos lo difícil que resulta la protección del patrimonio durante los conflictos armados, sean de la naturaleza que sean. En la propia serie de La Casa de Papel se citan ejemplos que han quedado en nuestras retinas: el puente de Mostar y la biblioteca de Sarajevo. Lo malo es que se traen a colación para justificar la intervención militar.

 El violonchelista Vedran Smailovic tocando en las ruinas de la Biblioteca de Sarajevo en 1992
Fotografía de Mikhail Evstafiev

Ojalá que esta destrucción de patrimonio en los enfrentamientos armados se quedase solamente en la ficción.

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