Shomei Tomatsu, otra mirada de Japón en la Fundación Mapfre
La Fundación Mapfre de Barcelona trae por primera vez a España una exposición retrospectiva de Shomei Tomatsu (1930 – 2012). Este autor interpreta en toda su producción fotográfica la historia de su país desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Para entender a Tomatsu tenemos que hablar primero de la situación de la fotografía en Japón: en 1868 la Revolución Meiji acaba con el sistema feudal y pone al país de golpe en la revolución industrial. En la fotografía triunfa el pictoricismo y sólo en la década de 1920 se experimenta un poco con la vanguardia. Lo único que existía en los comienzos de la producción de Tomatsu era la fotografía documentalista, que además estaba muy controlada.
Las primeras imágenes de Tomatsu se acercan al surrealismo de la obra de Dalí, pero en el contexto japonés nadie las entiende. Entonces Shomei Tomatsu se adentra hacia el fotoperiodismo dominante, ofreciendo una mirada nueva, alejada de lo documental y lo objetivo. De esta manera, introduce el expresionismo en sus instantáneas, con sombras que parecen incontroladas pero que explican los horrores de la posguerra, con encuadres y puntos de vista tan extraños que nos hacen replantear qué es lo que sucede de raro en la escena. Con estos recursos puede definir la llegada de los militares estadounidenses como una auténtica ocupación, como una intromisión en la vida tradicional japonesa, tanto en lo cultural como en las relaciones humanas, ya que expone las mujeres embarazadas después de ser violadas por los soldados extranjeros.
Su serie más internacional es la de dedicada a los supervivientes de Hiroshima. Sólo los habitantes de esta ciudad y la de Nagasaki sabían de los horribles estragos producidos por las bombas atómicas, hasta entonces un hecho totalmente silenciado. Tomatsu descubre en 1960 esta realidad y la proyecta al mundo con su cámara: son retratos de los supervivientes a través de sus pieles quemadas, de sus miembros deformados, como unos eccehomos contemporáneos.
Mientras, Japón seguía cambiando, también al ritmo del mayo del 68. Shomei Tomatsu se asoma a las protestas estudiantiles, con fotografías expresivas, impactantes, nada documentales. Y se acerca a la liberación de los jóvenes, que quedaban para realizar encuentros sexuales, todos unidos en una especie de danzas teatrales liberadoras pero con un resultado inquietante en la fotografía debido a la torsión de los cuerpos y las expresiones indefinibles.
Como se puede apreciar, la obra de Tomatsu expone cómo Japón se transforma, muchas veces debido al efecto de la globalización: las ciudades se modernizan y los antiguos actores tradicionales pierden su aura venerable para casi mendigar en las calles; el fragor de los Juegos Olímpicos de Tokyo 1968 provoca la aparición de monstruosos edificios que anulan las relaciones humanas… Sólo las paradisíacas islas del Pacífico Sur hacen retornar a Shomei Tomatsu a un mundo edénico, poco tocado por la acción del ser humano contemporáneo, con personas felices viviendo con poco, dejándose llevar por el ritmo de la naturaleza.
Además de por la innegable calidad de la obra de Tomatsu, esta exposición es interesante porque difunde la producción artística de un autor totalmente desconocido fuera de su país. En la habitual convocatoria de bloggers y prescriptores culturales la responsable de contenidos digitales de la institución, Paula Susaeta, comentó que, dentro de Mapfre Cultura, que son unos grandes expertos en fotografía con una completa colección, no sabían de la existencia de este fotógrafo. Pero que descubrieron su obra, su figura y lo que se ha escrito sobre ella y tuvieron la necesidad de acercarla al público de nuestro país. Otra excelente excusa para adentrarse a uno de los fotógrafos más importantes del siempre fascinante mundo de Japón.
Se ha escrito en prensa sobre la exposición de Shomei Tomatsu:
El Periódico: «Hiroshima, mom amour»
Abc: «Shomei Tomatsu, el fotógrafo del Japón postatómico»
El Periódico: «El Japón postatómico de Shomei Tomatsu»