Noches Modernistas en Casa Amatller
La Casa Amatller es uno de esos tesoros que quedan por conocer en Barcelona. Quizá no tenga la fama de otras viviendas modernistas de la ciudad como las vecinas Casa Batlló y la Pedrera, ambas de Antoni Gaudí. Ni tampoco es tan popular como los conjuntos monumentales del Park Güell, la Sagrada Familia -las dos surgidas también del genio de Reus- o el Palau de la Música Catalana de Domènech y Montaner.
Sin embargo, la Casa Amatller representa como nadie la historia contemporánea de Barcelona, además de constituirse con voz propia como uno de los grandes ejemplos del Modernismo catalán. Josep Puig i Cadafalch diseñó para el industrial chocolatero Antoni Amatller una fascinante casa en el ya por entonces emblemático Passeig de Gracia. Decenas de artistas y artesanos de primer nivel se encargaron de completar la decoración de cada uno de los rincones de Casa Amatller.
La construcción comenzó en 1898 y en 1900 Antoni Amatller y su hija Teresa ya estaban viviendo allí. Hay que recordar que, igual que pasa con la contigua Casa Batlló, había un edificio anterior, que se modifica hasta hacerlo completamente bellamente irreconocible. Además, en aquella época todavía se seguían los rígidos parámetros constructivos marcados por Ildefonso Cerdà en su plan del Eixample: según esta legislación, los edificios de viviendas tenían que mantener un límite en altura y presentar una sobria fachada que no destacase sobre las demás. Puig i Cadafalch es el primero en romper estos criterios elevando la fachada mediante su singular frontón triangular y creando un complejo programa decorativo de cara a la calle.
Al interior, la ornamentación tiene todavía mayor protagonismo. La Casa Amatller es la única casa modernista de Barcelona que conserva la decoración original de 1900, tanto en su arquitectura como en los muebles y objetos. Primero Antoni Amatller y posteriormente su hija Teresa se encargaron de mantener la esencia de la construcción de comienzos de siglo XX. A la muerte de la hija en 1960, la Fundación Institut Amatller d’Art Hispànic se dedicó a cumplir uno de sus objetivos: el de proteger la Casa Amatller con todo su patrimonio.
De esta manera, y a pesar de que desde 1960 el antiguo piso de la familia Amatller fuera la sede del Insitut Amatller d’Art Hispànic, con un archivo de más de 300.000 fotos y una completa biblioteca, en 2010 se pudo trabajar en la recuperación de la anterior apariencia de casa burguesa de la época del modernismo. Los muebles y objetos decorativos estaban debidamente guardados y existían centenares de fotos que indicaban cómo estaba distribuido el mobiliario y qué detalles de escultura y arquitectura había en cada estancia.
Para viajar a una casa modernista de 1900, la Casa Amatller prepara cada jueves de verano las Noches Modernistas de Casa Museu Amatller. Consta de una divertida visita teatralizada con Teresa Amatller y su doncella Justa. Las dos muestran a los asistentes cómo se construyó la casa en la que vivían. Con la fortuna de la empresa familiar Chocolates Amatller se pudo comprar el inmueble y dotarlo de todos los detalles arquitectónicos y de las comodidades de la época.
Las protagonistas cuentan las aficiones de Antoni Amatller: era fotógrafo aficionado, pero sus instantáneas tenían la calidad suficiente como para ser premiadas en certámenes; fue un tremendo viajero, yendo con su hija a destinos tan exóticos para la época como Turquía, Marruecos o Egipto; y fue un fantástico coleccionista de arte y de piezas de vidrio arqueológico que se exponen todavía en la Casa Amatller. Su colección está considerada como una de las más completas del mundo en su especialidad y abarca desde el Antiguo Egipto a la Edad Contemporánea.
En la visita también se puede observar cómo era la vida en una casa burguesa de 1900: el servicio disponía de un montacargas que conectaba el piso principal con la cocina (cuyos restos se mantienen en donde hoy se encuentra la cafetería) y era una de las primeras casas de Barcelona que contaba con luz eléctrica, además de las habituales lámparas de gas.
Al finalizar este recorrido en la que se aprende de una manera muy amena todos los secretos de Casa Amatller, hay una invitación a tomar una copa de vino en un lugar privilegiado. Normalmente se hace en el patio interior de la manzana, con las vistas a las fachadas posteriores de Casa Batlló y Casa Lleó Morera. Si el tiempo no acompaña, la degustación es bajo la preciosa vidriera colorida del vestíbulo de la casa.
En definitiva, las Noches Modernistas constituyen una excelente oportunidad para conocer el modernismo de Casa Amatller mediante un viaje a la Barcelona de 1900. ¡Tienes hasta el mes de setiembre para disfrutarlas!