Facebook contra los desnudos artísticos

Comencemos nombrando a los clásicos, nada más y nada menos que a Goya y una de sus obras más señeras: las «Majas». «La Maja desnuda» se pintó primero, en la década de 1790 para Manuel Godoy, quien tenía un gabinete privado donde había otras pinturas de desnudos con tema mitológico. Entre 1800 y 1808 Goya ejecutó «La Maja Vestida», probablemente para formar pareja con la anterior. Y aquí viene una de mis explicaciones favoritas con la que muchos estudiosos intentan responder las incógnitas de estos cuadros: como las dos piezas son idénticas, exceptuando la evidente presencia o ausencia de ropa, se cree que los dos cuadros estaban literalmente uno sobre otro («La Maja vestida» sobre la desnuda) y que mediante un mecanismo daba la impresión de que la mujer se desnudaba ante los ojos del espectador. Esta teoría es bastante verosímil, ya que se encuadra en la utilización de los desnudos en el arte durante la Edad Moderna: casi todos eran cuadros mitológicos con mujeres sensuales y carentes de ropa, ubicados en estancias privadas, para que sus propietarios hombres pudieran contemplar los cuerpos de las mujeres en la intimidad, en un acto más erótico que estético. Hoy, después de haber normalizado el desnudo artístico, ya no nos sorprendemos de que este tipo de obras, señaladas por la Inquisición como obscenas, ocupen las principales salas de los mejores museos del mundo.

La protesta de Laura Ghianda contra la censura de Facebook

Hasta que llegó Facebook, cuyo poder se manifiesta también en Instagram. La red social más destacada de todos los tiempos aclara en sus normas comunitarias que no se permite la publicación de contenidos sexuales explícitos, que dejen a la vista los genitales, las nalgas o los pezones femeninos. En una de las últimas actualizaciones también aseguran que “también permitimos fotografías de pinturas, esculturas y otras obras de arte donde se muestren figuras desnudas”. Aunque parece que el algoritmo que detecta el arte falla a veces. La última, la semana pasada, cuando una mujer se quejó de que la imagen de la escultura paleolítica de la Venus de Willendorf que había subido había sido censurada por Facebook. Pero no es la primera vez que sucede esto. Al pintor de desnudos femeninos realistas Juan Francisco Casas le han retirado sus cuentas de Facebook e Instagram varias veces, la última en este 2018. Un usuario de Francia afirmó que en 2011 le cerraron su cuenta por colgar la foto de “El origen del mundo”, de Courbet; ahora, en 2018, el caso está en los tribunales galos, cuyos letrados defienden que el cuadro “forma parte del patrimonio cultural francés». En 2017 Facebook retiró un vídeo del Hermitage en el que aparecía un desnudo de Amedeo Modigliani…Y también existen noticias de usuarios que han colgado instantáneas de estatuas renacentistas que son interpretadas por Facebook como pornografía.

L’Origine du monde by Gustave Courbet at the Musee d’Orsay in Paris.
Foto de Daniele Dalledonne

Algunos artistas se quejan de la doble moral de Facebook con composiciones creativas. Por ejemplo, Olli Waldhauer creó en 2015 la campaña #Pezonescontraelracismo en la que denunciaba que la red social estaba más preocupada por los detalles de los desnudos femeninos que por actitudes y símbolos xenófobos y racistas. El artista subió una imagen de una pareja: en primer plano un hombre con un cartel con la frase “No compres a los turcos”; detrás, una mujer mostraba sus pechos. La fotografía se acompañaba de la frase: “Una de estas dos personas está violando las reglas de Facebook». Por supuesto, la imagen fue retirada por pornográfica.

El cartel pone: «Solo una de estas dos personas está quebrantando las normas de Facebook»

Lamentablemente, parece que vivimos una época en la que los algoritmos no entienden de desnudo artístico, en la que los potentes desnudos de Schiele no se pueden mostrar en espacios públicos, en la que se cuestiona la capacidad del público y de las instituciones de valorar las obras de arte de los museos frente a lecturas cercanas a la pornografía o la pederastia. A este paso, vamos a tener que regresar a los gabinetes privados para disfrutar lo estético de los desnudos artísticos en paz.

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