Espai Cràter de Olot: volcanes, arquitectura y ciudadanía
Desde el mes de marzo contamos con nuevo espacio museográfico en Catalunya: el Espai Cràter de Olot. El nuevo equipamiento sustituye al antiguo Museu dels Volcans, que necesitaba una profunda renovación.
Un equipamiento cultural de Olot dentro de un volcán
Olot se encuentra en el centro de una zona volcánica que está reconocida como Parque Natural. Eso sí, hace 10.000 se produjo la última erupción de sus volcanes. Porque hoy en la comarca los 40 volcanes se mimetizan en el paisaje.
Algunos cráteres y conos, como el Croscat o el de Santa Margarida se reconocen perfectamente dentro de esta tipología geológica. Pero otros, como el volcán donde se encuentra el Espai Cràter, el Puig del Roser, se han confundido durante siglos con una pequeña montaña.
Una arquitectura orgánica que imita un volcán
Los arquitectos Toni Casamor y Anna Codina ganaron el concurso para construir el Espai Cràter de Olot con su extraordinaria propuesta.
Desde fuera, el Espai Cràter no destaca en absoluto. Dependiendo del lado del Puig del Roser que subas, o si bajas desde el volcán Montsacopa, el edificio permanece prácticamente indetectable, sin resaltar en altura. Sin embargo, como si fuera un auténtico volcán, esta vez creado por el genio humano, hay que bajar para acceder a su interior. Y ahí todo se organiza en torno a un espacio amplio y abierto, que incluso tiene un doble espacio para la organización de todas las estancias.
Las líneas de los muros son angulosas, pero no duras; cortadas, pero a su vez bien proporcionadas. No hay simetría en las formas arquitectónicas ni se sigue un esquema regular, como su fuera unos estratos. Recordad que estamos ante un edificio que quiere convertirse en volcán, con toda su perfecta organicidad.
Pero no penséis en una arquitectura desordenada o caótica: todo está sujeto a un sentido arquitectónico, con unas perfectas relaciones entre las partes, con unos diálogos entre el interior y exterior constantes.
También la luz llega a través de las aperturas bien señaladas, ofreciendo la luminosidad necesaria para convertir los espacios en absolutamente agradables. Es difícil apostar por un lugar con tanta luz cuando lo observas desde la calle.
Por otro lado, se han aprovechado al máximo los materiales del volcán, con sus pequeñas rocas conformando los suelos. O las rocas volcánicas ornamentando todo el exterior del edificio.
Un centro de interpretación del volcanismo de la Garrotxa
El Espai Cràter se ha diseñado como un espacio científico referencial para la vulcanología.
Se comienza explicando la formación de la Tierra y todo el proceso que lleva a la formación de placas, volcanes y terremotos. Y poco a poco nos dirigimos al atractivo mundo de los volcanes y las erupciones.
En su sala de exposiciones se utilizan todo tipo de recursos museográficos para mostrar la tectónica de placas y el vulcanismo. Hay diferentes áreas en las que podemos conocer cómo funciona un volcán, qué componentes químicos y geológicos aparecen en una erupción… ¡Incluso se puede observar en las pantallas interactivas cómo cambia una erupción si modificas algunos parámetros!
También se pueden apreciar los materiales geológicos que se generan tras una erupción. En el Espai Cràter el se ha conservado un talud del volcán Puig del Roser. Gracias a un mapping se señalan in situ los distintos materiales volcánicos que explican la erupción que hubo en ese mismo lugar hace varios miles de años.
Los volcanes, los terremotos y el territorio
En medio de la sala de exposiciones de Espai Cràter se despliega una maqueta de la Garrotxa. Gracias a otro màpping podemos observar la historia geológica y humana del territorio.
El inicio está en una época de hace millones de años donde los mares ocupaban el interior de Cataluña. Después aparecen los volcanes con sus erupciones, que transforman el entorno, también como generadores de áreas llenas de vegetación siglos después, como la actual Fageda d’en Jordà. Y, cómo no, se llega a la ocupación humana, desde la Prehistoria hasta el siglo XXI, que se ha sabido relacionar con el paisaje de los volcanes.
Es muy interesante esta visión del Espai Cràter en la que sabe relacionar la historia humana con el paisaje volcánico. Porque se recuerda esta relación reforzada a finales de siglo XX, cuando los habitantes de la comarca defendieron el legado natural de los volcanes hasta conseguir en 1985 la declaración del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrocha como espacio protegido.
Hoy conceptos tan en boga como el de la cocina volcánica de la Garrotxa no tendrían sentido sin este apego a la idiosincrasia del territorio.
Espai Cràter: un lugar para la ciudadanía
El Espai Cràter de Olot no quiere convertirse únicamente en un referente para el estudio y la comprensión del vulcanismo desde la realidad de la Garrotxa. Quiere ser un lugar de reunión de la ciudadanía, donde los habitantes de la ciudad puedan usar sus salas. El Espai Cràter convertido en un auténtico viaje al centro de la vida.
Por ejemplo, los arquitectos han diseñado espacios funcionales para adaptarse a diferentes actividades, a propuesta de la gestión de este equipamiento. Pero también han incluido pequeños graderíos en alguna sala para propiciar el diálogo entre los participantes.
Como se aprecia, el Espai Cràter es un equipamiento cultural y ciudadano pensado para el siglo XXI.
Porque su arquitectura ha aprovechado su entorno y los materiales que se han encontrado durante las obras.
Porque usa la energía geotérmica en un circuito que es visible por los visitantes, para así no depender de energía de origen fósil.
Porque usa todo tipo de recursos museográficos interactivos donde las nuevas tecnologías están al servicio del discurso, son un medio y no un fin en si mismas.
Y, no menos importante, porque no sólo es un espacio museográfico para aprender sobre un tema (el vulcanismo) sino que es un lugar que ha sido creado para ser útil para la ciudadanía. Así, por un lado, explica el entorno donde viven. Y, por otro, abre su interior de volcán amable para ofrecer los espacios multifuncionales para la gente local.
Nuevos equipamientos culturales, ¡aprended del Espai Cràter!