El museo en la época de la reproductibilidad digital

Han pasado unos días del terrible incendio que asoló el Museu Nacional de Brasil. Todavía no está claro cuántas de las 20 millones de piezas de su colección se han podido salvar del fuego. Tampoco se sabe si hay alguna parte del histórico palacio en el que se alojaba que ha resistido a los efectos de las llamas. Toca valorar qué restos del museo han sobrevivido para volver a formar parte del patrimonio de los brasileños y de la humanidad.

Fotografías para recuperar el Museu Nacional de Brasil

Mientras, el Museu Nacional ha comenzado a trabajar para recuperar en la medida de lo posible el patrimonio perdido. Desde sus perfiles oficiales han emitido este mensaje; “Si has tomado alguna foto o vídeo, tú puedes ayudarnos para mantener viva la memoria del museo”. Y apuntan una dirección de correo electrónico para mandar las imágenes.

Llamamiento del Museu Nacional de Brasil

Días antes, la Wikipedia también había hecho un anuncio en el que pide la colaboración de los internautas para que no se pierda la memoria del Museu Nacional de Brasil. Pide una donación de fotos para la categoría “Museu Nacional, Río de Janeiro”.

La Wikipedia también pide que se suban imágenes del Museu Nacional

Tanto el Museu Nacional como la Wikipedia coinciden en recuperar -de manera virtual y gracias a la ayuda de la gente- las imágenes de los objetos que ya no podremos ver en el museo.

Estos dos llamamientos evidencian un necesario y nuevo modo de actuar de los museos del siglo XXI. Las instituciones deben de trabajar en la digitalización de todo su catálogo: obras de arte, documentación, fotografía, etc, en varios formatos e incluso en papel, para que no haya ningún problema con la lectura digital en un futuro.

La reproducción digital como parte de la estrategia del museo

Se debe desechar la imagen del museo antiguo, cerrado, estático, ocupado por aburridos trabajadores académicos y hay que apostar por un museo moderno, abierto, flexible, con la participación de todos, no sólo los expertos en la materia de cada institución. Necesitamos profesionales y aficionados multidisciplinares, con capacidad para crear, catalogar y difundir contenidos del museo: informáticos, expertos en modelado 3D, paleógrafos, lingüistas…pero también necesitamos a aquellas personas de fuera de la institución que todavía reconocen las caras de los personajes que están en las antiguas fotos, los que recuerdan vivamente cómo eran determinados lugares hace décadas, los que todavía saben interpretar la vida cotidiana (y las formas de investigar) antes de la llegada de todos los habituales avances tecnológicos que nos rodean.

Este tipo de participación voluntaria no es una utopía: ya se hizo en el British Museum con la transcripción de 30.000 fichas de piezas de la Edad de Bronce. El proyecto continuó con la creación de modelos tridimensionales que pueden ser reproducidos físicamente en cualquier impresora 3D. En esta acción participaron centenares de personas de manera desinteresada, ayudando a completar el pasado de la Prehistoria inglesa y el proceso de investigación de estos restos arqueológicos que habían llegado al museo de Londres desde 1800 a nuestros días. En España, el Museu Episcopal de Vic es una de las instituciones pioneras en la reproductibilidad de su obra original, con especial énfasis en la catalogación en 3D y la producción tridimensional de sus piezas escultóricas.

2 copias de una escultura original del Museu Episcopal de Vic
Fotografía del blog de Cafès de Patrimoni

A nivel supranacional la UNESCO, siempre preocupada por el patrimonio universal, organiza un Registro de la Memoria del Mundo. Pero es más conocido el esfuerzo de una empresa privada para englobar en una misma página las mejores imágenes de museos, arte y patrimonio: la Google Arts & Culture.

Para los puristas, los que creéis que la copia y la reproducción, sea en el formato que sea, no tiene la importancia del original, estáis en lo cierto. Lo ideal es la pieza única, irrepetible, con su «aura». Pero no desestiméis el valor de la réplica. Conocemos muchas de las estatuas de los antiguos artistas griegos gracias a las copias romanas, hay obras perdidas de maestros de la Edad Moderna que han sobrevivido en los dibujos y grabados y las fotografías nos permiten disfrutar todavía del patrimonio perdido en las guerras del siglo XX, ya sea bombardeado o expoliado. En el museo incendiado de Brasil están deseando poder empezar de nuevo con estas reproducciones de los objetos que tenían expuestos en sus vitrinas.

La función educativa de la reproducción y la copia de arte

Y, por qué no, también hay que reconocer la función educativa de la copia para acercar el arte a la gente: sucedió con el Museo Ambulante de las Misiones Pedagógicas, que llevaba copias de gran calidad de los cuadros de los grandes pintores de la escuela española a pueblos alejados de los grandes museos, con explicaciones de intelectuales de primer nivel, como Luis Cernuda; o la maravillosa maleta del proyecto Expressart del Macba en la que se reproducen los objetos que aparecen en las obras de arte contemporáneo de su colección, con un completo programa educativo para colegios e institutos.

Expressart. Museo portátil.
© Macba Barcelona

En definitiva, cuánto más se agite el museo desde dentro por los trabajadores, desde fuera por los visitantes, y se provoque la producción de contenidos desde el museo, la memoria de la institución se mantendrá más viva. Y no porque el museo se adentre sentimentalmente en la gente, si no porque se ha replicado en multitud de documentos, imágenes y materiales que sirven para la utilidad y la pervivencia del museo. Así se podrá recuperar el museo cuanto antes frente a cualquier calamidad que destruya físicamente el edificio. Por desgracia contamos con ejemplos recientes de destrozos de patrimonio en todo el mundo: el terremoto de Lorca o el de Amatrice, la devastación de edificios históricos de Siria en medio de su larga guerra, las malditas obras que afectan a la colección del museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la caída del techo de la iglesia de San Giuseppe de Falegnami de Roma

¿Todavía no ves razones para ver la necesidad de reproducir los contenidos de los museos y el patrimonio cultural?

 

Otras lecturas interesantes a partir del día después del incendio del Museu Nacional de Brasil:

José Luis Hoyas.- Cuando un museo se quema, algo suyo se quema

Chip Colwell.- Los museos no son para siempre

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