Deepfake en los museos: vídeos creados con Inteligencia Artificial
El deepfake se ha consolidado como una de las tecnologías estrella de 2019, con vídeos en los que las caras de los políticos se encajan en otros cuerpos. ¿Recordáis el caso del vídeo viral de los candidatos a las elecciones españolas convertidos en el Equipo A?.
¿En qué consiste el deepfake? Se trata de una tecnología que utiliza la Inteligencia Artificial para superponer un rostro de una persona famosa en una cabeza y cuerpo que no son los suyos. Los gestos encajan perfectamente, pudiendo engañar al receptor de ese vídeo, haciéndole creer una escena audiovisual que no existe.
“La técnica deepfake indica la mejora de la tecnología, pero no la novedad del fenómeno» comenta Irina Grevtsova, experta en las tendencias emergentes e innovadoras de las tecnologías digitales en el sector cultural. «La interpretación de los vídeos con personajes famosos es bien conocida en el ámbito cultural. Una de las tendencias más relevantes de estas tecnologías es la “resurrección” de cantantes fallecidos mediante el efecto Pepper’s Ghost que se obtiene por reflexión a menudo, incorrectamente llamado holograma».
Sobre esta virtualización de la cultura, recuerda que son de sobra conocidas las actuaciones de cantantes fallecidos en forma de holograma. Por ejemplo, Michael Jackson apareció virtualmente en la ceremonia de los Billboard Music Awards de 2012; y vuelve a estar de moda con la programación de gira de conciertos de artistas desaparecidos: Maria Callas, Roy Orbison, Whitnety Houston, Amy Winehouse…
Albert Sierra, técnico especialista de nuevas tecnologías en el Área de Programas Públicos de la Agencia Catalana del Patrimoni Cultural añade que “la recreación de espacios y objetos hasta el punto de parecer reales-reales está muy trabajada.” Porque si consideramos el deep fake como una recreación realista de algo que no es real “de eso tenemos un millón de ejemplos en patrimonio, no solo las caras de Obama o Zuckerberg diciendo cosas imposibles. En personas era mucho más difícil, pero ya hemos llegado, está claro. Y cada año que pase va a ser más barato hasta que en 5 o 6 años lo hagamos gratis en nuestro propio teléfono. En realidad los filtros de Snapchat y Instagram ya son pequeños deep fakes que funcionan cada dia…”
En cuanto a los museos, Irina Grevtsova explica que los “los vídeos animados de los personajes también son cada vez más habituales, aunque todavía no son muy frecuentes. Un ejemplo interesante es el Museo del Holocausto de Illinois. 13 sobrevivientes del holocausto fueron invitados a un estudio para realizar la grabación de multitud de entrevistas. Las repuestas fueron grabadas con 100 cámaras de 360º y procesadas mediante inteligencia artificial. Los personajes virtuales, también reflejados y ubicados en el escenario mediante el efecto Pepper’s Ghost, no solo contaban sus historias sino que además, mediante la tecnología del reconocimiento de voz, podían entender lo que se les preguntaba y responder libremente a las preguntas de la audiencia.”
Se considera que el primer deepfake utilizado para un museo es el Salvador Dalí del Dalí Museum de Florida. Al entrar al museo, el artista se presenta frente a los visitantes de cuerpo entero, dándoles la bienvenida. No se trata de una grabación clásica de bienvenida, sino que está construida mediante la Inteligencia Artificial. Albert Sierra, apunta que “la recreación de Dalí tiene un nivel de perfección que no había visto hasta ahora. Dalí, que era un genio del márqueting si estuviera vivo estaría encantado de verse recreado de esta manera. Y seguro que sacaba dinero con ello” y continúa: “la verdad es que este caso me parece muy interesante tanto por la calidad de la recreación como por la manera en que se ha implementado. En la aplicación de tecnologías en las salas de un museo siempre los problemas vienen por esta segunda parte, como integrarlo adecuadamente en la experiencia del usuario, que no compita con el patrimonio del museo, sino que colabore con él y que lo expanda.”
A partir de esta novedad de deepfake aplicado al museo, ¿se verá en más instituciones culturales? Albert Sierra cree que “hoy pocos museos están capacitados para trabajar con inteligencia artificial de forma orgánica, porque se requiere un conocimiento de inteligencia artificial muy elevado, además de los recursos. Lo que sí puede hacerse es encargar un proyecto concreto para una exposición concreta, y lo desarrollará una empresa de márqueting junto a una empresa de IA, será un recurso espectacular, que proporcionará titulares en prensa y reproducciones en YouTube”.
Irina Grevtsova especifica que “seguramente en un futuro cercano la experiencia de conocer un personaje ilustre mediante una charla informal será cada vez más habitual en los museos. La técnica del vídeo deepfake humaniza el contacto con personalidades de interés. También, esta tecnología tiene un enorme potencial para despertar emociones en el público mediante la narración de historias, especialmente con sentido del humor y la reproducción de gestos y expresiones faciales, que nos resultan muy importantes a los seres humanos, porque nos transmiten mucha más información que las sólo el texto o las palabras. Será cada vez más frecuente y habitual en los museos charlar de manera informal con la Mona Lisa o un zar ruso.”
Es muy importante, según Albert Sierra, el trabajo que hace el Rijksmuseum con la Inteligencia Artificial. Tienen en plantilla a Robert Erdmann, uno de los mejores científicos de este campo. “Él está experimentando con los datos del museo. Y no datos textuales, sino sobretodo las imágenes, están analizando con IA las gigafotos que tienen de su colección con resultados que son absolutamente impensables. En los próximos años van a ir publicando los resultados, pero de momento ya son impresionantes. Otro camino superinteresante es como se combina la IA con el arte o los media con intención creativa. Mario Klingemann, está haciendo cosas increíbles, tanto estáticas como vídeos. Está también abriendo caminos que va a transitar mucha gente, seguro.”
La tecnología deepfake se combinará con otras para crear nuevas experiencias inmersivas. La reflexión y los hologramas serán las tecnologías más adecuadas para conseguir un mayor realismo, mucho más que la visualización del personaje en una pantalla digital.
Albert Sierra concluye: “Vamos a ver cosas realistas que no existen en el mundo físico, pero si en todas nuestras pantallas. Lo que abre preguntas muy serias sobre lo que consideraremos real a partir de ahora, las autopistas que le hemos construido a la manipulación masiva y el papel que pueden tener los museos en este nuevo mundo. ¿Crear fakes? ¿O ser un refugio donde los fakes no existen? Yo imagino algunos museos en los dos lados de la trinchera.” Y cierra Irina Grevtsova: “Nos acercamos al cumplimento de las previsiones descritas en el Onlife Manifesto (2013) de la Comisión Europea, que afirmaba que las transformaciones transcendentales en las relaciones sociales residirán en el desvanecimiento de los límites entre lo real y lo virtual y la difuminación de los límites entre ser humano, máquina y naturaleza.”
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