Cuando la obra de arte es el mismo Banksy

Banksy se merece el título de Rey Midas del arte actual. Nadie como él tiene la capacidad de convertir cualquier acontecimiento relacionado con su nombre o su producción en una noticia mundial, ningún artista además de él es tan conocido entre el gran público y pocos artistas pueden competir con la cotización de sus piezas.

Banksy lleva desde el 2005 mostrando su obra de Street art en los muros de diversas ciudades del mundo, en los que de repente aparece una de sus icónicas imágenes. “Se ha descubierto un nuevo Banksy en…” es el titular que les encanta repetir a periodistas y buscadores de obras de este creador del Street art, porque la obra de el artista de Bristol es un éxito seguro para sus millones de seguidores en todo el mundo. Banksy se ríe del mundo capitalista y de sus contradicciones desde dentro, lo que también es una paradoja que afecta al personaje Banksy. Por ejemplo, creó el parque de atracciones Dismaland en 2015, donde todo funcionaba al contrario de lo que debería, tomando el modelo de Disneyland pero ofreciendo atracciones relacionadas con la más cruda realidad; también creó una apertura de la mítica serie de Los Simpson, en la que se observaba el mundo debajo de la normalidad diaria de la familia amarilla en el sofá, con contaminación, esclavismo, pobreza…

La última idea de Banksy ha sido bien conocida, ya que ha formado parte de todos los noticiarios. El 6 de octubre, la casa de subastas Sotheby’s abría la puja por Girl with balloon, una obra de Banksy que ya era un icono antes de que sucediera lo siguiente: con el toque de mazo de “vendido”, la pieza se autodestruía en tiras, como una máquina trituradora de documentos, ante la estupefacción de público y responsables de la subasta. Todos se preguntaron: ¿qué pasará con la obra? ¿Está realmente destruida? ¿Mantendrá su valor?

Banksy comentando la jugada desde su perfil de Instagram

Las primeras horas fueron de expectación, hasta que Banksy mostró un vídeo en su perfil de redes sociales en el que enseñaba cómo había instalado todo un sistema dentro del marco que accionaba un mecanismo de destrucción. Con esta explicación comenzaban las dudas: ¿cómo era posible que una de las grandes casas subastas mundiales no hubiera examinado la pieza en profundidad? Porque todas las obras pasan controles de peso, rayos x y demás análisis para reconocer la idoneidad de la obra y no llevarse ninguna sorpresa. Por supuesto, Banksy afirmó que la obra era realmente la destrucción de la obra en directo, como un acto de rebeldía contra el mercado del arte. Y que se llamaría El amor está en el cubo de la basura. Por fin, el 13 de octubre, Sotheby’s reconoció que sí, que estaban al tanto de las intenciones del autor y que querían formar parte de la primera vez que una obra se produce en el mismo momento de la subasta. El responsable de la subasta se retrató ante la nueva pieza de Banksy y lo publicó en sus redes sociales.

«Acabemos con las especulaciones y las historias locas de conspiración», escribe uno de los responsables de Sotheby’s en su Instagram

Como siempre que sucede uno de estos acontecimientos tan mediáticos, es interesante ver los memes y montajes que se idearon: obras convertidas en pasta fresca, grandes iconos de las Historia del Arte destruidos virtualmente al estilo Banksy, etc.

Montaje en el perfil de Instagram de @banksyrf

También supimos -y eso sí que no fue un montaje virtual- de un coleccionista de Banksy que destruyó una pieza auténtica de este autor, para intentar igualarla a la que se creó en Sotheby’s. El resultado: una obra que ha disminuido profundamente su valor.

Montaje del Instagram de @argo_concepts

No es la primera vez que Banksy muestra los efectos perversos del mercado del arte, que muchas veces confunde el valor con el precio: cuando ya era un artista de fama mundial realizó una venta de cuadros de Banksy en un mercado turístico de Londres, pero sin indicar quién era su autor. Sólo hubo dos compradores que se gastaron los 45 euros que costaba cada pieza, que después se llevaron la grata sorpresa de que habían adquirido una obra que multiplicaba más de 1.000 veces su precio de mercado.

Girl with balloon se vendió por poco más de un millón de libras, y su comprador pensaba que “sólo” era un Banksy más. Ahora se trata de una pieza única, rebautizada como El amor está en el cubo de la basura aunque esté medio triturada, con lo cual su valor económico ha aumentado con toda seguridad. Su propietaria además, ha permitido que la obra se exhiba por unos días en Sotheby’s para que la gente la admire y se haga los correspondientes selfies. ¿Está también era una intención de Banksy?

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