Arte y vino en los 50 años de Viña Costeira

El Ribeiro es una zona de Galicia que es imposible entender sin referirse al vino y los paisajes de vides. Todavía hoy en esta comarca se conservan muchos de los hitos artísticos que ejemplifican la milenaria historia de este vino.

Los romanos trajeron el cultivo de uva a la zona, aunque el gran impulso de las viñas se originó en la Edad Media. A mediados de s. XII se fundaron en el Ribeiro los monasterios de San Clodio y Melón, que alentaron a los habitantes de los alrededores el cultivo de la vid. No lo hacían de manera desinteresada, ya que estos campesinos eran siervos de los monasterios. Así, los cenobios podían tener un fácil acceso al vino que consumían los monjes, obteniéndolo en forma de diezmo. Los excedentes de vino se comercializaban por toda Galicia, especialmente en aquellas posesiones que los monjes tenían a decenas y cientos de quilómetros, incluyendo villas costeras con puertos. Hoy el monasterio de San Clodio, pese a que ya no alberga a una comunidad monástica, continúa rodeado de cepas que cambian su aspecto durante todo el año. Otras órdenes religiosas, como la Encomienda de Beade, de la que nos queda la espectacular iglesia de Santa María, también participaron de este sistema de producción y venta de vino.

Vista trasera del Monasterio de San Clodio, Leiro.
Fotografía de Bernard Blanc

Volvamos a su extraordinaria capacidad de desplazamiento comercial. Gracias e ella, el vino del Ribeiro alcanzó una gran fama en la Edad Media y en la Edad Moderna en toda España y en Europa. Muchos nobles, y hasta las cortes reales, escogían este vino para sus mesas. Incluso Cristóbal Colón llevó este vino en sus bodegas en todos los viajes que realizó a América. Y era el vino preferido de los ingleses hasta que en el s. XIX la filoxera y las guerras napoleónicas hicieron que los británicos se orientasen hacia los vinos de Porto.

Iglesia de Santa María de Beade

El consumo histórico del vino, el arraigo a la tierra y la construcción del paisaje a través de la vid, hicieron que en 1932 se constituyera oficialmente la Denominación de Origen Ribeiro, la segunda dedicada al vino en España después de Rioja. Y en 1968 algunos de los productores decidieron unirse en una cooperativa, fundando la bodega de Viña Costeira, la más grande de todas las del Ribeiro. Desde ese momento los vinos de Viña Costeira han sido los más vendidos de Galicia y los más consumidos por los gallegos. Para señalar su compromiso con la calidad del producto, en 2017 fueron premiados como la mejor bodega de España.

En Viña Costeira cada día sucede algo extraordinario

Hace unos días, con motivo de su 50 aniversario, la bodega de Viña Costeira me invitó a disfrutar de una visita guiada por sus viñas e instalaciones, además de una exclusiva cata. La bodega quería incluir a un prescriptor cultural de la zona para descubrirle los aspectos históricos, culturales y artísticos vinculados al vino del Ribeiro y a Viña Costeira.

Instalación escultórica de Acisclo Manzano en Viña Costeira

Para celebrar los 50 años de la bodega, Viña Costeira pidió a un artista ourensano la realización de una escultura que maridase con sus viñedos y su paisaje. El reconocido escultor Acisclo Manzano les presentó 4 esculturas en bronce que se sitúan en el mirador de San Cibrao, desde el que se observan algunas de las mejores vistas del Ribeiro. Las piezas se levantan como 4 cuadros escultóricos, con escenas del trabajo de la vendimia dibujadas en el metal, atravesadas por la luz. Unas esculturas que sin duda hermosean el entorno y que combinan perfectamente con el paisaje. Ya en los años 90 la bodega de Viña Costeira había contado con artistas gallegos de renombre para que hicieran una etiqueta nueva y artística. Estas botellas son hoy un objeto de colección y uno de los primeros ejemplos de botella de vino pensada en algo más que un contenedor identificativo. Así que la obra de Acisclo Manzano se encuadra perfectamente en la historia de amor de Viña Costeira por los artistas de Ourense y Galicia. Ahora, por el 50 aniversario de la bodega, cambian el concepto de etiqueta con un diseño que homenajea a los más de 600 socios de la cooperativa.

Escultura de Acisclo Manzano sobre las cepas de Viña Costeira

Los responsables de la bodega no sólo me hicieron partícipe de una visita convencional. También me pidieron valorar todos los puntos positivos y negativos de este recorrido, incidiendo en aquellos aspectos a mejorar. Y me avanzaron algunos proyectos que Viña Costeira prepara para el futuro, como la apertura de nuevas instalaciones más adecuadas para la celebración de eventos. Para finalizar la visita, Viña Costeira me obsequió con un grabado original del pintor ourensano Virxilio, perteneciente a la tirada empleada para elaborar la etiqueta especial de la edición diseñada por artistas de Galicia.

Vendimia, grabado de Virxilio para Viña Costeira

En resumen, el vino representa un paisaje definido, sobre el que trabajan generaciones para obtener el mejor producto. Por eso conviene celebrar los 50 años de Viña Costeira. Y si es con arte, mucho mejor.

Para conocer más sobre el arte y el vino de Viña Costeira, cada día se realizan visitas guiadas por su bodega y sus viñas, que incluye una cata a sus caldos. Aquí podéis encontrar más información. También podéis seguir todas las novedades en sus perfiles de Facebook e Instagram.

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