Amigos imaginarios: exposición liberadora en la Fundació Miró

Uno de los patios de la Fundació Miró de Barcelona, el pati de l’olivera, funciona en los últimos años como una sala de exposiciones más, con el precioso olivo compartiendo espacio con obras de arte contemporáneo. En esta última exposición Amigos imaginarios, se desarrolla una pieza que combina la forma de banco público con el de elemento destinado al juego. Se trata de la obra “Modified Social Bench for Venice #04” del artista Jeppe Hein: un elemento artístico que no solo sirve para la contemplación, sinó para pisarlo, caminarlo, sentarse, compartirlo con nuestros acompañantes u otros visitantes…se trata de convertir la obra de arte en una pieza totalmente vivible y participativa.

Modified Social Bench for Venice #04, Jeppe Hein. Foto: Davide Camesasca © Fundació Joan Miró Amigos imaginarios
Modified Social Bench for Venice #04, Jeppe Hein. Foto: Davide Camesasca © Fundació Joan Miró

La dificultad del arte contemporáneo a prueba en la Fundació Miró

A veces el arte contemporáneo aparece ante nosotros con unas formas, estéticas y significados de cierta dificultad. Algunos artistas de hace ya más de un siglo plantean obras para las que hay que estar preparados desde un punto de vista intelectual, para las que hay que dirigir una mirada educada en la contemplación de estas piezas. Y, a veces, todas estas necesidades que se requieren para acercarse a las obras no hacen sino establecer una distancia invisible, a veces insalvable.

Arte contemporáneo sin complejos para todos los públicos

Para romper estos muros que separan las obras de arte contemporáneo y el público la Fundació Miró ha planteado la exposición Amigos imaginarios, donde la pieza en forma de banco “Modified Social Bench for Venice #04” es toda una declaración de intenciones. Se trata de una muestra en la que invita al público a dejarse llevar sin complejos por el arte contemporáneo, con total espontaneidad.

La exposición, comisariada por Martina Millà y Patrick Ronse, convierte a la Fundació Miró de Barcelona en un lugar para el disfrute del arte, para la diversión. Y lo hace a través de la proximidad con las obras que se exhiben en las salas temporales, con unas instalaciones que invitan a todos los públicos, niños y adultos, a dejarse llevar por el efecto liberador del arte.

Una experiencia liberadora del arte contemporáneo

A lo largo de los espacios podemos disfrutar del museo en las múltiples propuestas comisariadas desde la institución. Por ejemplo, siguiendo las instrucciones que nos plantean las intervenciones de Erwin Wurm en las que el público tiene que subirse a una peana para crear una obra de arte en forma de performance dirigida.

El movimiento es clave para captar el espacio en otras obras, como en la obra de Martin Creed “Obra núm. 1513: la mitat de aire en un espacio determinado”: una sala está llena de globos exactamente a la mitad y nos hace plantearnos cómo es posible que unos elementos como los globos, llenos de aire, pueden ocupar tanto espacio.

También si miramos las escalas, la instalación de Pipilotti Rist te hace sentir pequeño, pero en un lugar acogedor con sus muebles y demás objetos de la sala de enormes dimensiones.

La obra de Martin Creed en la Fundación Miró
La obra de Martin Creed en la Fundación Miró
Imagen del Facebook de la Fundació Miró

Juego y contradicciones en el arte de hoy

Las contradicciones que surgen de las presentaciones de los artistas son una manera muy sencilla de arcercarse al arte contemporáneo. Así lo hace Paola Pivi cuando convierte en peluches a los cachorros de un oso polar en posiciones desafiantes: un animal de los más fieros de la naturaleza, pero que lo vemos habitualmente como un modelo de lo dócil.

Por otro lado, el juego continúa por las salas de la Fundació Miró. El artista de Benín Meschac Gaba muestra en “El juego de la democràcia” la construcción de las fronteras africanas, subrayandor que los países y las naciones del continente -las históricas y las actuales- han surgido de juegos de guerra y diplomacia entre las antiguas potencias coloniales.

Disfrutar el arte en la Fundació Miró de Barcelona

Amigos imaginarios nos lleva a disfrutar del arte contemporáneo eliminando muchas etiquetas y barreras. Es la exposición ideal para dejarse llevar y recorrer un banco urbano que caracolea hacia todos los lados; para meterse dentro de una sala llena de globos y entender la materialidad del aire; para compartir una performance con sus instrucciones…en definitiva, para liberarse de los estigmas que se asocian a la visita a un museo del arte más innovador.


Amigos imaginarios. Hasta el 2 de julio en la Fundació Miró de Barcelona

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