25 años de Sónar en imágenes
Cuando hablamos del famoso Sónar tenemos que recordar su epígrafe de Festival de Música Avanzada y Arte Multimedia. Porque en el imaginario popular este evento se vincula ante todo con la música electrónica, cuando es un festival que va mucho más allá de los conciertos. Desde su creación en 1994 el Sónar siempre ha apostado por la exhibición y la producción de arte en nuevos medios con fórmulas como Sonarmática o Sonorama. Desde 2013 todas las actividades no musicales se unifican en Sonar+D, unas jornadas en las que coinciden creativos en arte, música y tecnología, sin importar si ellos están haciendo una producción exclusivamente artística o cultural. Estos profesionales se seleccionan por su labor en el campo de las nuevas tecnologías: gracias a su trabajo y a sus hallazgos se observa un avance real hacia el futuro de la creatividad.
Otra de las grandes innovaciones de Sónar ha estado siempre en la imagen y la publicidad de cada edición. En el Centre D’Art Tecla Sala de Hospitalet se presentan las piezas más icónicas de estos 25 primeros años del festival con la exposición “Sónar: Ni flyers ni posters”. Ya el título indica una declaración de principios: el Sónar nunca ha sido convencional, lo que se extiende en la manera de publicitarlo y en las imágenes seleccionadas para cada edición.
Las campañas de publicidad se diseñan bajo la batuta de uno de los codirectores del Sónar, el artista multifacético Sergio Caballero. Siempre se ha tratado de sorprender al espectador con sus vídeos y fotografías en los que juega con varios elementos cercanos al surrealismo y al humor que cuestionan lo que se ve, lo que se lee y lo que está de moda. Por ejemplo, el Sónar se inventa mundos, como unos misteriosos seres del País Vasco francés que lanzaban objetos de oro a una trituradora en 2017; crea personajes, como unos fantasmas que hacen el camino de Santiago en la edición de 2010; juega con el concepto de mito en la edición de 2002 protagonizada por el controvertido Diego Armando Maradona; en 2011, en los peores momentos de la crisis económica, realiza un vídeo con la venta del festival; en 2005 eleva a un grupo de estafadores al rango de antihéroes, con caras conocidas como El Dioni, pero incluyendo tramposos ficticios a los que se le pone la cara de los familiares de los organizadores del festival…Este último ejemplo visibiliza otro de los aspectos fundamentales de este imaginario: la de cuestionar qué es verdadero gracias a la apariencia de verosimilitud.
Las imágenes de cada edición demuestran cómo el Sónar se anticipó a las grandes formas de consumo virtual, como la de priorizar el uso del vídeo antes de la explosión de Youtube. Pero a su vez se ríe de los vídeos más buscados en la edición de 2016 en la que junta en su propaganda los términos más buscados en Youtube: los drones y los gatos.
En el Centre D’Art Tecla Sala de Hospitalet se pueden ver los vídeos, los objetos que se utilizaron para realizarlos, las fotografías, las vestimentas…Pero también se observan las numerosas maneras de exponer y visibilizar el material fotográfico y videográfico: atentos a cómo se puede ver un vídeo a través de una reproducción escultórica de un animal. Y ojo también a la primera de las obras de toda la muestra: un ordenador de principios de los años 90 en el que se ha cargado un cd repartido por una revista de la época, mostrando los resúmenes de las primeras ediciones.
En definitiva, desde los años 90 hasta la actualidad el Festival Sónar ha experimentado múltiples maneras de presentarse ante su público. Disfrutad de esta iconografía sorprendente en la selección de 70 piezas presentes en el Centre D’Art Tecla Sala de Hospitalet, hasta el 23 de junio.